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jueves, 2 de septiembre de 2010

Relatoría No. 7: LA POLÍTICA COMO VOCACIÓN

MAX WEBER: LA POLÍTICA COMO VOCACIÓN
El día lunes 31 de mayo de 2010, El Semillero de Investigación en Teoría Sociológica desarrolló la sesión a partir del texto del sociólogo Max Weber denominado “El Político y El Científico”. En esta ocasión solo se abordo la primera parte del documento de Weber: La Política como Vocación. La dinámica del curso giro inicialmente entorno a comprender las categorías que define y trabaja este sociólogo en su texto, llevando a que se entienda en qué consiste la política, el Estado, los diferentes tipo de legitimación, la política como vocación, los tipos de políticos y la ética en relación con la política. Este estudio de Weber permitió que se analizara el fenómeno nacional que acababa de experimentar el país: las elecciones presidenciales y suscito otras inquietudes que se intentaron aclarar en la sesión generando un enriquecimiento de la discusión del semillero.

LA POLÍTICA COMO VOCACIÓN

Este documento que se constituye como una conferencia dictada por Max Weber parte por identificar diferentes cuestiones relacionadas directamente con la política, es decir la esencia del quehacer político para luego entender el contenido de la política como vocación. Así iniciemos por tener en cuenta que para Weber la política consiste en la capacidad de influir o direccionar una entidad política: EL ESTADO. Esta entidad política (Estado) desde sus orígenes históricos se define y construye a partir de un medio especifico que emplea y ostenta; la violencia física, indicando que el Estado se fundamenta en la violencia. Este elemento característico de esta entidad política le permite ha Weber definir El Estado como “aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio (el territorio es un elemento distintivo), reclama (con éxito) para sí el monopolio de la violencia física legítima. El Estado es la única fuente del derecho a la violencia (el único que la otorga).”

Entonces política en correspondencia a lo anterior significa según Weber “la aspiración a participar en el poder o a influir en la distribución del poder entre los distintos Estados o, dentro de un mismo Estado, entre los distintos grupos de hombres que lo componen.” En este orden de ideas se puede decir que una cuestión es política en la medida en que vincula intereses sobre la distribución, la conservación o la transferencia del poder. Señalado lo anterior Weber establece que quien hace política aspira al poder; al poder como medio para la consecución de fines individuales o colectivos o al poder por el poder, para gozar del sentimiento de prestigio que él confiere.

El Estado, como todas las entidades políticas que históricamente lo han precedido, es una relación de dominación de hombres sobre hombres, que se sostiene por medio de la violencia legítima. Para sobrevivir necesita, por tanto, que los dominados acepten y actúen de acuerdo a la autoridad que pretenden tener quienes en ese momento dominan. Para que se de este proceso se requiere una justificación es decir una forma de legitimidad que fundamenta la dominación.

Weber identifico y desarrollo tres tipos ideales de legitimidad desde sus reflexiones históricas para entender su actualidad a través de comparar la realidad con sus modelos teóricos. En primer lugar, la legitimidad del eterno ayer, de la costumbre consagrada por su constante validez y por la continua orientación de los hombres hacia su respeto. La legitimidad tradicional es aquella que existe en la dominación de los patriarcas y los príncipes. En segundo lugar, la autoridad de la gracia personal (Carisma), la entrega puramente personal y la confianza en la capacidad para las revelaciones, el heroísmo u otras cualidades de caudillo que un individuo posee. Autoridad carismática es aquella que tiene vida con los profetas, los jefes guerreros elegidos, los grandes demagogos o los jefes de los partidos políticos. Por último, la legitimidad basada en la legalidad, la creencia en la validez de preceptos legales y normativos, una dominación como la que ejercen el moderno servidor público. Es evidente que, en la realidad, la obediencia de los súbditos está condicionada por motivos de temor y de esperanza (temor a la venganza del poderoso, esperanza de una recompensa) y, junto con ellos, otros intereses.

En esta conferencia Weber reflexiona con particular énfasis en la dominación carismática dándola a conocer como la dominación producida por la entrega de los sometidos al carisma puramente personal del caudillo. Weber indica que este tipo de dominación arraiga la idea de vocación. La entrega al carisma del caudillo significa, en efecto, que esta figura es vista como la de alguien que está internamente llamado a ser conductor de hombres, los cuales prestan obediencia porque creen en él, y él mismo, vive para su obra. Weber reconoce que este tipo de dominación se ha dado en todos los lugares y épocas; en el pasado: con la figura de mago o profeta, de una parte, y el de príncipe guerrero, de la otra. Sin embargo, Weber señala que lo propio de Occidente es, el caudillaje político que surge primero en la figura del demagogo libre, aparecida en el Estado-Ciudad de la cultura mediterránea, y más tarde en la del Jefe de partido en un régimen parlamentario, dentro del marco del Estado constitucional. Claro está, que estos políticos por vocación no son nunca las únicas figuras determinantes en la empresa política, de la lucha por el poder. Lo decisivo en esta empresa son los medios auxiliares que los políticos tienen a su disposición es decir la manera como afirman su dominación.

Toda empresa de dominación que requiera una administración continuada necesita, la obediencia de los sujetos y el poder de disposición sobre los bienes necesarios para el empleo del poder físico: el equipo de personal administrativo y los medios materiales de la administración. Entonces el cuadro administrativo es fiel y solidario con quien ostenta el poder por la retribución material y el honor social que pueden obtener como premio, pero para mantener una dominación por la fuerza se requieren bienes materiales externos. Las organizaciones estatales pueden ser clasificadas en dos grandes categorías según el principio que se rigen. En una, el equipo humano: funcionarios, con cuya obediencia ha de contar el titular del poder, posee en propiedad los medios de administración, esta se denomina asociación estamentalmente estructurada, en otra el cuadro administrativo que está separado de los medios de administración, se denomina asociación estamental, aquí se ubica el Estado moderno.